Por: Juan Pablo TOPETE QUIJADA
Aunque la mona se vista de seda, dice el viejo refrán mexicano, refiriéndose a los estilos que alguien pudiera usar sin que mejore su apariencia, y en este sentido nuevamente comentaremos el estilo de la primera dama mexicana, que en su visita como tal tuvo que ajustarse a las normas de los países visitados en medio oriente, como bien sabemos de costumbres con rezago a la mujer, donde ellas tienen que permanecer cubiertas no solo de mangas largas, sino también tapar cuello y cabeza, y pantalones o falda por debajo de la rodilla, así, al ir hacia Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Kuwait y Qatar dando estreno al nuevo avión presidencial, quizá gasto excesivo tanto como los vestuarios de Angélica como representante de un pueblo con mas de 70 millones de habitantes en extrema pobreza, y preparando como atuendo de llegada una amplia gabardina en marino con pantalones en negro, y sobre la cabeza un “chador” de encaje, recibido por el embajador mexicano en Arabia, Arturo Trejo Nava, posteriormente al saludar al rey Salmán Bin Abdulazis , ahora cambiando el oscuro por el blanco, con un amplio cinturón negro en juego con el bolso.
No obstante en Dubai dejó la gabardina por un blusón en blanco de elegante encaje y pantalón en café, quizá en conjunto con la arena del desierto y ya sin cubrirse el cabello, de ahí cambió nuevamente al blanco como último look preparando su regreso. Ojalá que así como prepara tanto vestuario en visita a ricos países petroleros igual se preocupara de atender las verdaderas necesidades de los más pobres de México, como dice el refrán, candil de la calle y oscuridad en la casa.