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Lluvia de invierno… Sobre el gusto de ser orinado y Sexohoróscopos del 25 al 31 de enero de 2016

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Por: EL CAPITÁN LUJURIA

Hace algunos días, en plena nochebuena, un amigo me confesó que una de sus fantasías más obsesivas era ser orinado en la cara por una mujer. Cuando le pregunté la causa por la cual no había experimentado en la realidad su capricho, me contestó que nadie, mucho menos su mujer –de esas que cogen con las luces apagadas-, se prestaría a semejante locura. Mi respuesta fue tajante: No tenía nada de qué avergonzarse. ¿Por qué? Pues por la simple razón de que una buena meada en el lugar y en el momento adecuados es un placer sin igual, sobre todo después de aguantarse las ganas durante un rato. ¿O acaso no recuerdan lo placentero que es orinarse en las albercas de agua tibia, repletas de bañistas?

Y es que sin duda alguna, bajo ciertas circunstancias, la orinada puede excitar sexualmente, si tomamos en cuenta con qué parte del cuerpo se orina. La llamada lluvia dorada no es un fenómeno meteorológico, pero moja. Consiste en ser meado por alguien, en mear a alguien o en las dos cosas a la vez. Sin embargo, y por aquello de los estereotipos a que estamos acostumbrados, se supone que generalmente quien orina es una mujer y lo hace sobre la cara de un hombre con la finalidad de excitarlo; pero, obviamente, pueden darse otras variantes. Aunque, no siempre tiene por qué ser agradable la orinada en cuestión, especialmente si uno es quien la recibe. Con todo, debo decirles que sentir ese líquido tibiecito en plana cara, especialmente cuando es a chorros, es una experiencia inolvidable. Claro, para algunos no tiene nada de cachondo que una mujer desahogue su vejiga en la cara de uno, y mucho menos cuando se trata de orina nauseabunda. El hecho es que nunca “llueve” a gusto de todos.

 

¡Si los coños hablaran!

 

En el pasado, excitarse con la miadera era una perversión, hasta que, muy recientemente, se acuñó el término de “parafilia”, que parece ser más razonable. Desde entonces, a esta modalidad erótica se le conoce con la bonita palabreja de urolagnia. Y tiene que ver con la infancia y con la fase escatológica según dicen los especialistas, quienes suponen que es como volver a la primera infancia, cuando nos avergonzaban las secreciones del cuerpo. Por ello, existe en el ser humano, sobre todo en el macho de la especie, pero no exclusivamente en él, una cierta fijación por el acto de orinar de la hembra, que en alguno llega a extremos de auténtico delirio.

Les narraré mi propia experiencia. Yo tenía unos 16 años y estaba enamorado de mi amiga Gabriela, de 15, a quien todos conocíamos como La Bibis, que era muy bonita y estaba re’buena. Un día, en una excursión escolar coincidimos y se me quedó mirando. De seguro me veía yo como un idiota babeando por ella. Más tarde nos encontramos solos en un paraje solitario y me preguntó: “¿Quieres verme los calzones?”.

-Claro –le dije.

Se levantó el vestido. Sus calzones eran limpios y de color rosita. Se le veían estupendamente. Siguió con el vestido levantado y entonces se dio la vuelta para que pudiese verla por detrás. Casi me desmayo de la impresión. Su trasero era perfecto: enorme y redondito. Se bajó el vestido.

-Vamos a dar un paseo –me dijo ella. Yo acepté.

Era realmente hermosa. Caminamos sin decir nada hasta que llegamos a un solar vacío. La vegetación era alta y verde. Entramos por entre las altas hierbas.

-Enséñame otra vez los calzones, le rogué.

Se levantó el vestido de nuevo. Le pedí que nos acostáramos, y aunque yo era muy inocente e inofensivo, tenía pensado meterle el dedo por todos sus agujerillos. Pero en vez de eso se bajó las bragas y empezó a orinar. Sus rubios chorros, chispeantes y ruidosos, saliendo al tiempo de su rajita rosada y poco peludita me encendieron tanto como sus muslos desnudos, o su culo al aire, o la propia sonrosada y entreabierta rendija. Me dejé caer de rodillas y humillé mi rostro para saborear mejor la vista que mi bella amiguita me daba. Salpicaduras me golpearon por aquí y por allá, pero aquello no le bastó a aquella viciosilla. Muerta de risa, enfiló su coño a mi cara y diría mentira si jamás recibí baño más templado y gustoso.

Pero no sólo eso, me metí debajo de sus piernas mientras que con sus dedos ella separaba sus labios. Así, libre de todo impedimento, el hilillo regular de orina salió entonces hacia delante, como el de un hombre, dibujando un arco de colores. Mientras yo contemplaba el líquido amarillo y caliente salir del cuerpo de aquella chula mujer, sentía aumentar mi excitación. Mi compañera estaba agachada casi directamente bajo mis ojos, y podía ver las profundidades de su coño carmesí. No aguanté y me vine a chorros sobre el pantalón. Créanme, ésta ha sido una de las experiencias más extraordinarias e inolvidables de mi existencia. Y eso que nunca me la cogí.

Ahora bien, tal y como queda reflejado en más de un tratado de psicopatologías -¿por qué las llamarán así?-, también existen mujeres que son incapaces de entonarse sexualmente si su pareja antes no le orina por lo menos la espalda desnuda. Lo mejor, más práctico e higiénico es hacerlo dentro de una bañera, pero no siempre ocurre así. A veces las tiene uno que orinar donde caiga y en el lugar menos esperado. En otras ocasiones, no queda más que enchufarles el grifo genital directamente a la boca.  Y nunca falta quien grite: “¡Santo cielo, qué depravado ha de ser un hombre o una mujer que para obtener un instante de placer debe hacer estas cosas!”.

La Lluvia dorada está prohibida en el cine porno gringo aunque se admite de forma simulada. Pero en el porno alemán es práctica común dentro del subgénero llamado Bizarre, que incluye todo tipo de prácticas duras, entre ellas las escatológicas y sadomasoquistas. Por supuesto, este tipo de modalidad erótica no es nada común en el cine normal. Con todo, el ahora famoso Pedro Almodóvar se dio a conocer en 1979, con la película Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, en la que brindaba una de las escenas más divertidas y provocadoras del cine español: la cantante y actriz undergroundAlaska vacía su vejiga sobre el rostro de su compañera de reparto. Gracias a ella, los españoles descubrieron que una buena meada en la cara puede ser una estupenda terapia para relajar los nervios. Entonces, al igual que Hitler que adoraba esta práctica, ¿por qué Usted no se atreve a celebrar el invierno con una tibia e intensa lluvia dorada sobre su rostro, o sobre el de su pareja? Le traería buena suerte.

 

SEXOHORÓSCOPOS

 

Sexohoróscopos 002ARIES: Llevas 20 años de casada y los besos de tu marido ya te saben a drenaje profundo. Date un respiro de aire fresco y experimenta; tírate a tu pequinés, que además de fiel, sabes que es un excelente lame-chochos. Tu alegría no tendrá límites.

 

TAURO: No es malo que a las horas pico del Metro te apasione picotear cuanto trasero se te ponga enfrente, pero eso de sobarte también con los tubos y pasamanos como que ya es una locura. Ya búscate una chicuelina que desfogue tus bajas pasiones.

 

GÉMINIS: Tus enojos están minando tu relación amorosa. Recuerda que si quieres a tu pior es nada, tu deber es satisfacerlo. Así que no lo pienses más y rocíale la cara con tu orina matutina, que entre más hedionda mucho mejor. Eso lo hará muy feliz.

 

CÁNCER:Cuídate, pues tu lujuria te tiene muy estresado. Eso de embutirte por el trasero los tacones de aguja de los zapatos de tu ex mujer podría ser nocivo para tu salud. Mejor déjate querer por tu comadre, y tu compadre, ya ves que no dejan de acosarte sexualmente desde que te abandonaron por briago y bolsón.

LEO: Es cierto, eres tan horrorosa como la ex gobernadora de Yucatán, la loba yucateca, pero tienes uno de los atributos más deseables en una mujer: nunca dices que no a la hora de la cogedera. De cucharita, de ladito, a la griega, a la francesa, de chivito en precipicio, piquete de ojos, carita chorreada; a nada le haces el feo y eres garganta universal. Tu habilidad para chuparles la médula a tus amantes sin quejarte, es un don divino. Sigues soltera porque quieres.

VIRGO: Te encanta que tu novia te introduzca la lengua en tu adorado trasero hasta llegar a tus más profundas entrañas. Pero no la friegues, por lo menos lávatelo más seguido. Mucho trabajo te cuesta convencerla para que luego tengas que lavarte el culi-culi de su vómito.

 

LIBRA: Aunque pareces muy feliz, como una chica bien parchada, en realidad vives atormentada. Y es que hace meses que nadie te la mete. Así que ya mereces un poco de amor cárnico. Venus te presagia, durante la visita del Papa, amores que calzan grande. Ponte alerta.

 

ESCORPIÓN: Escorpio, eres un delicado chofer de microbús y te apestan los sobacos, pero también eres un hombre-hombre. Te rompes el espinazo pateándoles el trasero a los usuarios y automovilistas durante doce horas seguidas; así que tienes todo el derecho a rechinar furiosa y escandalosamente el catre mientras te tiras a tu mujer. Que los vecinos no te digan lo contrario.

 

SAGITARIO: No soportas a tu marido, te repugna su lengua gorda llena de saliva y con sabor a rata muerta. Pero nomás te enseña su babeante banano hinchado y de inmediato le abres el parque de diversiones. No te quejes de tus desventuras.

 

CAPRICORNIO: Aunque tu esposa adorada te considere un sátiro no aflojes en tu intento de ser feliz. Acaba de descubrir que te gusta vestirte con su ropa interior ¿y qué? El mundo no termina por eso.

 

ACUARIO: ¿Tus calzones se humedecen cada vez que tu cuñado de barriga chelera te mira de manera lujuriosa? ¿Te pones jariosa cuando tu jefe te manosea en la oficina? ¿Te enloqueces cada vez que un albañil te grita piropos obscenos? No te deprimas más y afloja ya tu tesorito al mejor postor (yo o el director del Observador Yucateco, por ejemplo). La virginidad es nociva para la salud. De plano.

 

PISCIS: Te enloquece que tu marido mire mientras otros hombres te atornillan, pero dulzura, lo presionas demasiado; los pervertidos que consigues luego se lo quieren bombear también a él. No seas así y confórmate con lo que tienes: tu marido.

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