Naciones Unidas insiste en que las conversaciones indirectas entre régimen y oposición de Siria arrancan en Ginebra de acuerdo a la fecha prevista, pero el proceso nace con la incertidumbre sobre los opositores que tomarán parte. «Somos serios en nuestras intenciones sobre la negociación… pero los bombardeos y los cercos contra los civiles bloquean el inicio de la negociación», confesó Salim Al Muslat, portavoz del Alto Comité de las Negociaciones (ACN), órgano más importante dentro de la oposición, cuyo principal respaldo es Arabia Saudí. A última hora de ayer se confirmaba lo que ya se temía, que finalmente la lista opositora no acudirá mañana a Ginebra.
Desde que el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, anunció que comenzaba a enviar las invitaciones para el proceso los diferentes actores implicados han estado más preocupados por saber quién va, que por acudir a Suiza a intentar frenar una guerra que ya ha costado la vida a más de 260.000 personas.
Siria es un tablero donde se mezclan mil agendas diferentes y cada país implicado en el conflicto antepone sus intereses a la vida de los sirios. Es la primera vez en los últimos dos años que se abre una ventana para el diálogo entre sirios, pero como ocurrió en los dos procesos negociadores anteriores, no son los sirios quienes tienen la última palabra.
Desde el primer momento el régimen de Bashar Al Assad, de la mano de Rusia e Irán, se opuso a la presencia de Mohamed Aloush, dirigente salafista del Ejército del Islam, como interlocutor del ACN. «Terroristas con una nueva máscara no deberían sentarse a negociar en una mesa con las autoridades sirias», señaló el número dos de Exteriores iraní, Hossein Amirabdollahian, durante su viaje oficial a Rusia.
La respuesta del ACN llegó con la exigencia al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, sobre el final de los bombardeos y los cercos del régimen y de sus aliados antes de acudir a Ginebra, una exigencia que ni Ban, ni de Mistura, tienen la potestad de implementar.
Factor kurdo
A esta disputa entre padrinos del régimen y de la oposición hay que sumar el factor kurdo. Turquía, uno de los impulsores del proceso y país que acoge a dos millones de refugiados sirios, ha establecido como línea roja la invitación del Partido de la Unión Democrática (PYD), brazo sirio del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) al que considera terrorista. Sin embargo, tanto Moscú como el Consejo Democrático Sirio (CDS), alianza de opositores kurdos y árabes etiquetada como moderada, cuentan con el PYD y recuerdan que el 15 por ciento de la población del país es kurda y que juega un papel clave en la lucha contra el grupo yihadista Daesh en la parte norte. Rusia considera que sin los kurdos las negociaciones «no darán resultado».
A la espera de lo que pueda ofrecer Ginebra en los próximos días, Rusia y Estados Unidos propusieron una reunión internacional sobre el conflicto en Siria para el 11 de febrero en Múnich. Se trataría de una cumbre de ministros de Exteriores similar a la mantenida en Viena que abrió las puertas a esta tercera negociación y aceptó por primera vez la participación de Irán, un actor clave en el conflicto.