Por: Ricardo ALEMÁN
La recaptura de Joaquín Guzmán Loera no sólo es un hecho histórico —por el oxígeno a un gobierno cuestionado—, sino que se convirtió en potente ariete para derrumbar el mito del poderoso capo de las drogas.
Y es que, como cualquier mortal, El Chapo enfrenta dilemas capitales para los varones: canas y disfunción eréctil. Y como buen ejecutivo viajaba con el remedio: tintes para el pelo, viagra y testosterona inyectable.
También, como cualquier mortal. Guzmán Loera terminó prendado de “la dama” luego de ver una serie de televisión. Por eso, hizo todo lo necesario para contactarla; valiente ciudadana, empresaria, actriz y culta luchadora social, quien —como en las series que protagoniza—, fue atrapada por el carisma del poderoso.
Bueno, poco faltó para que la actriz propusiera a los mexicanos el cartel del cártel: “El Chapo para presidente”.
Gracias, Kate, porque la valiente entrevista a Guzmán Loera tira al bote de basura viejos esquemas del atrasado periodismo mexicano, como la inútil ética y la inservible crítica. Gracias porque queda claro que cualquiera puede ser “periodista” —siempre y cuando haga entrevistas a modo—, y porque esa profesión ya no es exclusiva de los arrogantes y engreídos periodistas. Gracias por inaugurar la máxima de que la exclusiva es de los fanáticos del entrevistado.
Gracias, Kate, porque debido a la valentía de tus textos en redes sociales sabemos que es viable y deseable la apología del crimen, los criminales y del delito. Total, Guzmán Loera es un criminal bueno, de buenos sentimientos, que puede cambiar y regalar su fortuna a los pobres; porque como se lo pediste, es capaz no sólo de edificar templos sino de hacer el bien, a pesar de ser el más grande traficante de la historia y del mundo. Gracias, porque se confirma la falta de esos hombres buenos, reconvertidos, fundamentales en la democracia, para que podamos creer en México y en sus instituciones.
Gracias, Kate, porque confirmaste que nada pasa si se hacen negocios con un criminal como El Chapo; hombre que no hace mal a nadie, que no ataca a nadie y que sólo se defiende. Empresario del crimen que sólo genera empleos con el tráfico de drogas; negocio de las drogas que combate el desempleo y mata el hambre, pero que también mata más personas que los muertos que dizque mató el “asesino” gobierno de Calderón; empresario del crimen cuyo negocio mata muchos más que los 43 de Iguala.
Gracias, Kate, porque luego de la recaptura de El Chapo y de la brillante entrevista que deja en calidad de hereje a Malverde, las redes sociales enseñaron que la tolerancia, el respeto al otro, a lo que piensa el otro y la pluralidad de ideas son principios, valores y pilares democráticos caducos. Gracias porque queda claro que el odio al que piensa distinto es el nuevo valor de la “democracia” en los tiempos de El Chapo.
Gracias porque resultó ejemplar el esfuerzo y el riesgo corridos para hacer posible la entrevista, porque hoy sabemos que los empresarios del crimen como El Chapo son verdaderos salvadores de la patria; almas descarriadas que, con una planeación social y empresarial adecuada, podrían sustituir a empresarios y políticos.
Gracias, Kate, por el nuevo candidato presidencial y por la futura secretaria de Cultura. Al tiempo.
EN EL CAMINO. Pemex arrancó dos inversiones históricas. La primera por 4 mil millones de dólares para producir diésel de ultra bajo azufre y la segunda de 2 mil millones para inyectar hidrógeno a Cantarel. Es decir, más empleo, a pesar de la crisis petrolera global. Y a pesar de El Chapo, claro.