Por: El Capitán Lujuria
DEJÉ MI CORAZÓN EN PANOCHA CITY
¡Oh, las mujeres! Hacía tiempo que le huía a las más buenas. Me daban miedo porque a veces querían mi alma. Por eso, prefería a las putas, porque eran rudas y no pedían nada personal. Nada se perdía cuando ellas se iban. Pero al mismo tiempo soñaba con una mujer normal y cariñosa, a pesar del costo. De cualquier forma estaría perdido. Pero vayamos al grano. Hasta hace algunos meses, aún vivía con una antigua amante que me gustaba mucho pero con quien me la pasaba peleando porque era muy celosa. Por ello, lo pensé mucho antes de irme a vivir con ella. Así que sólo algunas veces me quedaba yo con ella en su departamento y otras ella se quedaba conmigo en el mío. Uno de esos días, pese a que me comprometí a llegar temprano por ella para llevarla a comer, se me ocurrió irme de briago. Al llegar a su casa, ella estaba sentada en un sillón. Tenía un aire oscuro en la cara y se me quedó viendo como si yo fuera un gran bote de basura. “Llegaste tarde”. “No tanto”. “¡Mírame! ¿Vienes de revolcarte con una tipa, verdad?”, me gritó. “No”, respondí. “¡Eres un hijo de puta! ¡Has estado fuera mucho tiempo y además de borracho, traes la cara arañada!”. “Te digo que no”. “¡Quítate la playera! ¡Quiero ver tu espalda!”. “No me jodas, por favor”. De todos modos obedecí y me la quité. Se dio una vuelta revisándome la espalda. “¿Qué es ese arañazo en tu espalda?”. “¿Qué arañazo?”. “Hay ahí uno muy largo… de uñas de mujer”. “Si ahí está, tú lo pusiste”. “Muy bien, sólo hay una forma de comprobarlo”. “¿Cómo?”. “Vamos a la cama”. “¡No inventes!”. El caso es que me resistí, por lo que comenzó a quitarme la ropa como si pelara un plátano. Luego me arrastró de las greñas hacia la cama. “¡Oye nena, espera un momento!”. Con trabajos pasé la prueba, pero luego pensé: ‘¿cómo podría un hombre comprobar la infidelidad de una mujer?’. No parecía justo. Antes de estar conmigo, según me contaba, solía irse de cacería humana por las mañanas al metro. La derretía provocar y cachondear a jóvenes adolescentes que gracias a sus sueños húmedos, andaban con la verga tiesa. ¡Vamos, una bragueta desabrochada era suficiente para hacerla entrar en trance! También le gustaba meterse a la bañera para que me la cepillara bajo el agua calientita. Cuando estaba con ella, cogíamos y comíamos. Me alimentaba bien, me engordaba y me debilitaba al mismo tiempo. Nunca tenía suficiente. Isabel, mi chica, era una ninfómana, una auténtica máquina de coger. Sin embargo, lo que más le gustaba era orinarse sobre mi boca. Y como me traía encoñado, pues yo feliz de la vida. La primera vez que sucedió fue sorprendente. “Mi amor, me decía, es esa cara tuya la que me vuelve loca”. “¿Qué pasa con mi cara?”. “Es magnífica. Me gustaría destrozarla con mi coño; derretirla con mi orina”. “Podría ocurrir lo contrario “. “No apuestes por ello”. “Tienes razón. Los coños son indestructibles”. “¿Me quieres?”. “Sí”. “Entonces lame mi coño”. Así lo hice. La escuché jadear fuertemente. Me excité. Se me paró. El clítoris apareció. Surgían jugos que se mezclaban con el matojo negro de pelos. Isabel gemía más y más. De repente se puso en cuclillas encima de mi cara con las piernas bien abiertas. Volví a zambullirme desesperadamente en su panocha. En un instante, y sin decirme “agua va”, que enfila su coño a mi boca y comienza a desahogar su vejiga hasta dejarme bañado con su nauseabunda orina mientras lanzaba gritos de placer. La bronca fue que esos violentos chorros chispeantes y ruidosos que caían tibiecitos sobre mi boca y mi rostro, comenzaron a ponerme cachondo. Y aun cuando me sorprendió su asquerosa acción, me quedé quietecito. Al final, cruzó su mirada con la mía y acabamos muertos de la risa. “Ahora ponte de espaldas y agáchate”, le dije. “¿Qué vas a hacer?”. “Tranquila nena, tranquila”. Me puse saliva en la verga. La cogí de la cintura y me apreté contra su culo y se la metí. “¡Ooooooh!”, dijo ella. Empecé a trabajar usando diferentes velocidades y luego empecé con embestidas furiosas, embestidas de amor, embestidas lujuriosas. Se la metí más hondo. Sus nalgas eran grandes, sabrosas y potentes. Mientras la embestía empecé a sudar. La agarré del estómago y la clavé aún más hondo. Se iba haciendo más estrecha. A veces se me salía, pero empezaba de nuevo. Finalmente me dejé ir, le di unas pocas sacudidas más. Por un momento quise venirme en su cara pero ya no pude aguantar y entonces me chorree dentro de ella. Caí junto a ella. Isabel continuó besándome. No estaba seguro si ella lo había logrado. Yo sí. Bebimos cerveza y al cabo de un rato estábamos contentos y cantando. Puedes recordar muchas cosas de la mujer que has amado, pero el de su cabello mojado, el de su sudor y el de su orina, son olores que uno no puede olvidar nunca.
SEXOHORÓSCOPOS
ARIES: Eres una golfa sin remedio, no por nada te dicen la KolaLoka. Gustosa te has tirado a la mitad de los gañanes de tu trabajo y a todos tus compadres y comadres. Sin embargo, nada te lleva al paroxismo del placer como los chorreantes tacos grasosos de tripa y suadero. Es tiempo de ponerte a una dieta rigurosa de verga y grasa.
TAURO: No busques fuera de casa lo que puedes encontrar dentro: sexo duro y del bueno. Además. ¡Es gratis! Tu mujer anda en su etapa lujuriosa, por lo que si se entera de tus aventuras extramaritales es capaz de arrancarte los guevos. Extrema tus precauciones aunque parezcas paranoico.
GÉMINIS: Ya ni la haces. Ahora resulta que la única forma de satisfacer tus más bajas pasiones es que te digan obscenidades entre una atornillada y otra. Te metes el dedo pensando que todos eyaculan en sus sueños pensando en ti mientras te susurran al oído: “Puerca”, “¡Mámamelo mi pochonguita!, “¡Grrrr, estás re’buenamamazota!”, y linduras como esas. Bien por ti.
CÁNCER: Ya deja de consumir toneladas de pornografía barata. Es basura y solo es para pendejos que no tienen donde clavar la verga. No es tu caso. Recuerda que tienes a tu regordeta esposa que, aunque es una católica muy devota, de vez en cuando deja que se lo metas por las orejas. Eso es mucho mejor a seguir con Manuela.
LEO:Eres una mujer muy optimista y sueles alentar a tus amantes. Bien por ti. Pero no exageres. Eso de andarles gritando: “¡Cariño, tienes unos güevos de elefante y una verga de toro!”, mientras experimentan los bienaventurados estertores de la eyaculación como que ya es un exceso.Conque les digas que los quieres y que te lo hacen muy rico bastaría. Convertidos en sementales luego te abandonan.
VIRGO: Ahora resulta que te dan frecuentes y abrumadores ataques de remordimiento por tu pecaminosidad incontrolable luego de coger con tus cuñadas, con tu suegra, con tus primas, con tu niñera y con tus compadres. No los sientas. No olvides que te odia tu mujer y que por eso deja que le hagas cuchi-cuchi vaginal solo dos veces al mes. Ella es la culpable de todo.
LIBRA: Has decidido casarte. Piénsalo bien. ¿Te has preguntado si tu futuro marido, que es un celoso en grado de locura, te dejará coger con otros hombres en tus ratos libres? ¿Para qué te complicas la vida? Sigue como estás.
ESCORPIÓN: A tus vecinas no les molestaba tanto que las corretearas, las manosearas y se las frotaras en la cara, pero ahora que te ha dado por embriagarte y hacerles lo mismo a sus maridos ya no les hace mucha gracia. No solo las has dejado sin tu ración extra de chorizo sino sin maridos.
SAGITARIO: Como buena panista, nunca habías mamado una verga tiesa. Ok. Ahora que andas enculada de un priista muy pervertido ya no sabes cómo hacerlo gozar. Bueno, para que ya no vomites cada vez que te lo mete hasta la garganta, te recomiendo que practiques con un plátano hasta que te salgan callos en la boca y en lengua. Ya sabes que esos cabrones no tienen llenadero.
CAPRICORNIO: No está mal que le hagas de pirujo de vez en cuando y que te muestres ansioso de complacer tanto a hombres como a mujeres por un billetico. La bronca es que a tu vieja no le está gustando eso de que le quieras succionar el clítoris luego de habérselo chupado al recolector de basura.
ACUARIO: Solo te excita salir con hombres que se comportan como bestias en la cama; sentir la emoción de parchar en el asiento trasero de los coches y casi ser sorprendida; chupar pivotes y apretar las pelotas al mismo tiempo. Ahora quieres hacer un vÍdeo obsceno mientras te folla un enano. Tranquis, tranquis.
PISCIS: ¿Cómo no quieres que tu mujer le ponga rico y sabroso con otros hombres? Tú tienes la culpa. Luego de varios años de feliz matrimonio y otros tantos de fumar como chacuaco, a la hora de la cogedera jadeas como un perro de carreras mientras ella está tranquila y serena. No le das batalla. O dejas el cigarrillo o te aguantas los cuernos.
A nuestros lujuriosos y lujuriosas lectoras, les deseamos un ¡Próspero Año Nuevo 2016!
¡Hiipp!