“No quiero que cierren la playa, es un lugar donde se distrae la gente en forma gratuita. Yo no tengo miedo al Covid, me cuido. Lo que sí está bien es la cancelación del Carnaval porque viene muchísima gente, allí si hay aglomeración”, dijo Ivette Miranda Gruintal, quien fue a Progreso ayer para celebrar su cumpleaños.
Ella y sus acompañantes no tenían al momento cubrebocas y tampoco guardaron la sana distancia.
El incumplimiento de estos dos protocolos se extendió en toda la playa, donde la inmensa mayoría de la gente no usó el cubrebocas y no estuvo a una distancia de 1.5 o dos metros uno de otro.
“El cierre de la playa consideramos que es para preservar la salud de todos. No creo que sea buena medida porque muchos resultan afectados, como los que dependen del comercio y los servicios turísticos, pero este cierre tiene más beneficios que perjuicios”, dijo el joven Alejandro Sánchez.
Su compañero de visita, Eric Sánchez Salgado, también estuvo de acuerdo con el cierre temporal porque es para que baje el nivel de contagio, aunque admitió que afectará a la gente que trabaja y depende del turismo y de quienes llegan para vender sus artículos en la playa.
Sin embargo, considera que la salud de todos es más importante y por ello el cierre en ese plazo dejará beneficios a todos, pues si alguien de la familia que vaya a la playa se enferma perjudicará a toda la familia.
El buen clima que prevaleció durante el día atrajo a cientos de personas, principalmente turistas nacionales y algunos internacionales. También llegaron vendedores de dulces, frituras, papagayos, trovadores y masajistas.
lUn matrimonio con un detector de metales caminó a la orilla del mar para detectar y extraer de la arena pedazos de metal, anzuelos oxidados y algunas monedas que se pierden en la arena, pero que son un peligro para la gente que corre descalza o se tiende en la arena para tomar el sol.