El pasado 20 de enero se consumó en Yucatán una injusticia perfectamente legal la cual fue ejecutada por la jueza Ileana Georgina Domínguez Zapata quien, en un acto por demás insensible pero 100 por ciento constitucional, encarceló a un individuo inocente, a pesar de que éste nunca se sustrajo de la acción judicial y su único pecado fue no tener el dinero para pagar mil 250 que se le requirió como garantía de reparación de daño.
Pero empecemos desde el principio:
A finales de febrero de 2020, el delincuente de origen veracruzano que responde al nombre de Daniel Pérez Rodríguez, quien para esas fechas, como hasta ahora, estaba dedicado al robo hormiga en pequeños y a veces grandes negocios como los supermercados, tuvo la osadía de realizar una de sus fechorías en una pequeña casa que ofrecía un “Bazar Navideño”, cuya propietaria remataba su mercancía debido a que la temporada decembrina concluyó dos meses antes.
Así las cosas, al aproximarse al negocio, Pérez Rodríguez vio una cartera que era propiedad de la dueña del comercio. El conculcador se apoderó entonces de mil 500 pesos que estaban en el interior de la billetera y se dio a la fuga. El fue el único “cliente” que se aproximó al lugar la tarde del robo.
La estupidez no anda en burro; al día siguiente, tras gastar el dinero en sustancias prohibidas, el amante de lo ajeno, ahora en compañía de J.A.L.T., (nuestro protagonista), supuso que podría repetir su hazaña y regresó.
Es indispensable señalar que J.A.L.T. desconocía tanto el robo del día anterior, como las negras intenciones del perverso veracruzano.
Acompañado en esta ocasión de J.A.L.T., el individuo se apareció en el bazar, siendo reconocido por la propietaria como el torvo sujeto que le despojó de su cartera y sus mil 500 pesos. Así las cosas, dio aviso a la Secretaría de Seguridad Pública cuyos agentes llegaron al sitio minutos después del llamado de auxilio.
Mientras tanto que llegaba la policía, la afectada reclamó acaloradamente con Pérez Rodríguez, quien inició la graciosa huída. J.A.L.T., si saber o darse cuenta de lo que iba a ocurrir, simplemente comenzó a caminar, hasta que fue detenido junto con el ruin ratero de Veracruz. Delito a perseguir: Robo con violencia.
Y es que, la fémina denunciante le puso mucha crema a sus tacos y subió la cuantía del robo en mil pesos, dejándola en dos mil 500 pesos, amén de que, al perseguir a Pérez Rodríguez tropezó y se lesionó una de sus extremidad inferiores, así que dijo que los ya detenidos la emprendieron a patadas en su contra. Por cierto, otra mentira de la mujer radica en que alegó que el robo consistió en mercancía con el valor antes mencionado, nunca expresó el hurto del día anterior…
La pandemia por el Covid-19 se extendió y entonces el gobernador del estado, decretó el semáforo rojo, con lo que el Poder Judicial puso a trabajar a medio gas a los Juzgados, retrasando la prontitud de la justicia.
Pero vayamos al meollo del asunto: Los meses pasaron.
J.A.L.T. estuvo, junto con todos los reos del Ce.Re.So. de Mérida, impedido de recibir visitas, así que su estadía en la cárcel se hizo más dura hasta que, a principios de julio del año pasado, el Juzgado en Turno concedió que tanto Pérez Rodríguez como J.A.L.T. salgan pero con la condición de cumplir ciertas disposiciones legales, entre estas, el pago de mil 250 a cada uno como medida de reparación de daño causado. Primera injusticia…
Al salir a la calle, debido a la parálisis económica provocada por el Covid-19, J.A.L.T. no pudo encontrar trabajo. Únicamente, un único amigo, le dio techo y qué comer, desde julio, hasta el pasado 20 de enero de 2021.
Con fecha 20 de enero de 2021, siendo las 11:30 horas, se celebró una audiencia en la que se ventiló la falta de pago de la medida impuesta como reparación de daño. Nada se pudo hacer. La defensora de oficio, Cecilia López, no pudo convencer a la jueza de darle un par de meses más a J.A.L.T. para liquidar el adeudo. J.A.L.T. tuvo su primer día de trabajo el sábado 16 de enero pasado.
Se puede alegar, sin dudar, que la presunción de inocencia fue olvidada por Domínguez Zapata. La jueza también exhibió su falta de sensibilidad; el motivo: J.A.L.T. está enfermo. Tiene V.I.H. y ahora, agravado por la crisis de salud internacional…
Eso sí… El ratero real, goza de perfecta libertad, aunque sustraído de la justicia. Se le puede localizar en cualquiera de estos tres lugares: Hotel “El Castillo”, ubicado en la calle 54 por 53 y 55 del centro de Mérida; Municipio de Kanasín y/o; municipio de Tecoh.
Que la justicia prevalezca sobre lo legal.