- Al menos 23 personas, entre ellos 6 bebés, han muerto de inanición en la localidad de Madaya
En Madaya, Kefraya y Foah cuentan los segundos que faltan para que llegue el lunes, día en el que Naciones Unidas espera que los camiones del c tengan al fin la luz verde definitiva para cruzar los cercos impuestos por el régimen, en el primer caso, y los opositores armados, en los otros dos puntos situados al norte de la provincia de Idlib, bastión del Frente Al Nusra, brazo de Al Qaida en Siria.
Madaya, ciudad donde permanecen alrededor de 42.000 personas situada a apenas una hora en coche desde Damasco y cercada desde julio, se ha convertido en el objetivo prioritario de las agencias de ayuda tras los informes de las primeras muertes por inanición y después de que la ONU. El Gobierno sirio ha autorizado el envío de ayuda a un lugar donde Médicos Sin Fronteras (MSF) ha contabilizado 23 muertos por falta de comida, de los que seis de ellos eran bebés con menos de un años. Desde el mes de octubre, fecha de la última entrega de ayuda humanitaria, «no hay entradas, ni salidas, la gente enferma es abandonada para morir», lamentó el director de operaciones de MSF, Brice de le Vingne, quien afirmó que, «además del suministro de comida, se precisa la inmediata evacuación médica de los pacientes enfermos, así como un reabastecimiento de las medicinas; pues es la única manera de salvar una situación ya de por sí catastrófica».
Los informes de las distintas agencias de la ONU o de MSF han estado acompañados en los últimos días de la difusión a través de las redes sociales de imágenes de niños y ancianos famélicos y testimonios de vecinos que aseguraban alimentarse de «hierbas, sal y agua». La milicia chií Hizbolá, que combate junto al Ejército sirio y mantiene a sus hombres desplegados en Madaya, a apenas 11 kilómetros de la frontera libanesa, niega las denuncias sobre la hambruna y las califica de «propaganda» de la oposición.